Llovió esa noche, llovió como nunca. Culpa de esta tormenta no pudimos prender las antorchas que Juan había hecho. Una lástima, porque estaban muy buenas. No fue lo único bueno esa noche, también había unos bocaditos de tostadas con diferentes rellenos, que fue una idea de Majo creo. Fue muy gracioso cuando Majo interrumpió la partida de truco de los cocineros para pedir desesperadamente ayuda en la cocina (no nos daban los tiempos), ellos no se hicieron drama, largaron las cartas y se pusieron de cabeza a terminar postres, bocaditos y todas esas porquerías tan ricas que morfamos y nos hacen un poco más felices, no?
Otra cosa linda esa noche, es que de un momento a otro largamos la malla, las raquetas, las pelotas, los chupetes y mamaderas y nos empilchamos hasta los tobillos, así de rápido.
Cuanta gente! Cuanto glamour! Cuantos piropos!
Cuanta gente! Cuanto glamour! Cuantos piropos!
Ascochinga, que palabra tan rara, no? Rara pero significa muchísimo, es increíble los recuerdos que entran en esa palabra. Es un alajero de los Cámpora, donde cada joya es un recuerdo, y hacía rato que no guardábamos una joya tan pesada y brillante como la que se creó ese 6 de marzo de 2004.
“Casamiento de Pía y Marcos” decía el cancionero de la parroquia de Ascochinga. Angie y Cristian entonaron impecablemente esas canciones. Los cuatro suegros estaban uno más paquete que el otro (después en la fiesta uno más borracho que el otro, pero eso no cuenta)
Un desfile de pequeñas criaturitas lideraba los primeros asientos (y también parte del piso).
Creo que fueron tres los intentos fallidos de Tomi en el atril, y creo que fueron 142 los abrazos que dio Pía en el atrio, y creo que son 58 las piedras que forman la fachada de la parroquia.
Qué escenario para escuchar a “La Soledad” de Laura Pausini ( no de Bersuit) por medio de la deliciosa voz de Monse! Y para ver bailar la versión jamás lograda de Lolipop de la mano de María, Mili, Malala y Mechi! Había viejos, adolescentes, niños, adultos, de todo, participantes agradablemente eclécticos. Una parrilla que nunca vimos fue la culpable de un asado tan rico y completo. Mientras comíamos se los veía a los novios paseando por las mesas, retratándose con cada una de ellas, uno de los infaltables ritos de las fiestas de casamiento.
De golpe aparecieron las visitas faltantes, para completar la noche. Y se largo el vals, que muy pocos se quedaron si bailar con la novia o con el novio. Y explotó la fiesta, donde no faltó el cotillón, los postres, la pata, y por supuesto, el fernet.
La fiesta fue plena, y se prolongó hasta...pues yanimiacuerdo...ni si quiera sé si estaba cuerdo.
No fue lo único bueno esa noche, ni esos días. Pasar tanto días en familia, con amigos, al sol, mini vacaciones realmente nos llenó de algo que es muy difícil de explicar.
Marcos y Pía se fueron al día siguiente, dicen que se fueron a Europa, no sé. Lo único que sé es que la pasamos de lujo, cada uno a su manera, pero fue alucinante.
Todo fue muy rico, muy cómodo, muy acogedor, muy amistoso, y todas las cualidades amenas que se nos ocurran, pero nada se compara a lo que una pareja de enamoraditos causa y contagia.
Ya se cumple un año, y en la pancita de Pía vemos el fruto de este amor, que nos llega a todos, a todos y a cada uno.
Felicitaciones hermanita del alma....felicitaciones cuñadito del alma......
Santi
1 comentario:
Alajero de los Campora!!!!!!!!
Poeta, Poeta!!!!!!
jajajaja
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